EN PROYECTO LA GUAJOLOTA DOCUMENTAMOS Y DIFUNDIMOS EL PATRIMONIO VIVO DE SEMILLAS Y CULTIVOS DE TIANGUISTENGO Y LA SIERRA HIDALGUENSE.

BANCO DE SEMILLAS Y CULTIVOS DE LA SIERRA HIDALGUENSE
Durante los últimos treinta años, los sistemas alimentarios se han vuelto homogéneos. Cada vez comemos más de lo mismo. Las cadenas de valor de productos como el plátano, el maíz, el trigo, la papaya se han hecho muy eficientes. Nos hemos acostumbrado a los productos de siempre y eso ha golpeado la diversidad de nuestros sistemas productivos.
Ante la incertidumbre climática de nuestros tiempos, es indispensable mantener vivos todos los recursos genéticos de nuestro territorio, para hacer frente a sequías, inundaciones, plagas. Nuestro campo necesita ser diverso; ser flexible ante las circunstancias climáticas. Por eso necesitamos mantener viva la diversidad, porque cada variedad tiene sus propias fortalezas y ahí reside la capacidad de nuestro campo para que nunca deje de proveer sustento a la población.
En la diversidad también está la nutrición. Cada región tiene sus frutas, nueces, verduras locales. Esta diversidad provee todos los nutrientes, que nos protegen de las enfermedades relacionadas con la alimentación. Desafortunadamente, la agrobiodiversidad se nos está olvidando. Y cuando la siguiente generación rural ya no se dedique al campo existe una preocupación real de que se pierda el conocimiento o incluso la semillas de algunas variedades de alimentos.
Patrimonio Vivo La Guajolota documenta la agrobiodiversidad de Tianguistengo. Empezamos un banco de semillas, para que estos cultivos nunca se olviden y para que en este ejercicio de biodiversidad quepa la reflexión sobre el camino que debemos seguir para construir sistemas alimentarios para la salud. En un país diabético que cada vez come peor, necesitamos resaltar nuestra agrobiodiversidad, y con ello pensar en nuevas cadenas de valor para así asegurar que todos comamos rico, saludable y variado.